Cirugía bypass gástrico

La palabra bypass viene del inglés y, fuera de un marco estrictamente médico, hace referencia a la bifurcación o desvío de algo. Para efectuar una cirugía bypass gástrico la vía ideal para realizarla es por laparoscopia, mediante la cual se achica el estómago, provocando que el proceso digestivo se salte la primera parte y lo ingerido llegue a la última parte del intestino.

Para empezar el estómago es dividido, cortando el punto superior y dejando un reservorio de unos 50 centímetros cúbicos que es a donde va a dar todo lo ingerido. Este espacio tan pequeño hace que el enfermo coma porciones muy pequeñas.

En el otro espacio, el sobrante o estómago excluido, que no interfiere durante el proceso digestivo, se continúan segregando los ácidos gástricos, los cuales seguirán su ruta habitual. El siguiente proceso quirúrgico es la conexión con el instinto.

Básicamente se hace más estrecho el espacio estomacal, reduciendo en centímetros cúbicos hasta veinte veces el tamaño del estómago. El desvío de los alimentos al intestino lejano provoca un efecto que se le conoce también como malabsorción. La cirugía bypass gástrico es el método que brinda más certezas en lo que a bajar de peso se refiere.

Sin embargo, la operación se debe hacer con toda la rigurosidad, para evitar cualquier dificultad. Además de que las personas que estén considerando someterse a la operación tienen que cumplir con el perfil requerido. De no cumplirse estos dos puntos pueden haber complicaciones durante la operación.

Una operación promedio puede durar 120 minutos y el paciente puede estar internado en las instalaciones del hospital alrededor de dos días. Y aunque por lo común aquellos que se someten a esta operación están algunas horas en el área de recuperación, las posibilidades de un deceso causado por la operación son menores al uno por ciento.

Las principales ventajas que tiene esta intervención son:

  • El paciente baja de peso a la brevedad y de una manera muy visible. Esto sucede en las siguientes veinticuatro semanas, siguiendo la dieta recomendada.
  • Aquellas personas que ingieren muchas azúcares, verán cómo su necesidad de ingerirlas se van.

El perfil requerido para la intervención consiste única y exclusivamente en:

  • Tener un Índice de Masa Corporal superior a 35 y menor a 55 idealmente (de tener un Índice de Masa Corporal diferente el paciente necesitará una valoración mas amplia para saber si es candidato a esta técnica)
  • En particular está intervención se enfoca a las personas que han intentado diversas dietas y tratamientos sin ver resultados, sin embrago tienen que estar dispuestos a cambiar sus hábitos de alimentación.

Las desventajas que presenta esta intervención son mínimas en comparación con lo que aporta. Es posible que después de la operación, el tejido se desgarre un poco (en la zona donde se operó quirúrgicamente) por algún problema en el grapeo o sutura que se realiza. Es posible también que después de la intervención muy pocos pacientes tengan una evacuación muy rápido, todos los pacientes que se someten a esta deben tomar un suplemento de vitaminas por los menos dos años. Esas desventajas son por completo normales, pero a pesar de ellas se trata de una de las cirugías más aceptadas y seguras a nivel mundial.

Como bien se sabe, toda intervención quirúrgica puede presentar complicaciones o principios de riesgo, y en lo que corresponde a la cirugía de bypass gástrico se debe considerar el peligro de la trombosis venosa profunda, que si bien es más probable que le dé a personas de la tercera edad, la posibilidad se acelera debido a que el paciente padece obesidad. Sin embargo, nuestro equipo considera todas las prevenciones debidas para evitar que esto suceda.

La ayuda que da la laparoscopía para esta intervención es muy importante. Si pensamos en la única vía existente hace varios años para hacer una cirugía bypass gástrico involucraba una gran incisión en el área abdominal y que el uso de la laparoscopía se apoya sólo en pequeñas incisiones, el paciente pasará un proceso de recuperación breve y con menos incomodidades. Además, las molestias que se presenten pueden desvanecerse con la aplicación de medicamento. El tiempo de ingreso no es superior a los dos días.

Otro aspecto a considerar es que probablemente después de la operación, se deberán usar, durante un tiempo breve un drenaje o tubito de plástico para drenar lo que se acumule en el área cercana de la cirugía y que los cirujanos evaluarán constantemente el estado del paciente tras la operación.

El tiempo para poder ingerir algún alimento después de la operación casi siempre es mínimo 24 hrs. Dependiendo del estado del paciente y una vez que ha pasado este tiempo, tomará inicialmente unos pocos tragos de agua, los cuales de ser asimilados bien darán inicio a la ingesta única y exclusivamente de líquidos claros y se irá progresando paulatinamente la dieta hasta que sea sólida.

Se sugiere que una vez dado de alta del hospital, el paciente permanezca en reposo por una semana (aunque el reposo no es total y permite ocupaciones mínimas).

De uno a tres días después de este periodo de reposo, se hará el primer chequeo para analizar el estado del organismo tras la operación. El periodo de análisis puede durar varios meses.

Otro punto importante es que una vez pasado el periodo de dieta requerido tras la intervención que normalmente es de cuatro semanas, se puede tener una alimentación variada, sin mayores condiciones. Lo que sí es verdad es que al haber reducido el espacio estomacal, las cantidades ingeridas seguramente sean más pequeñas. Comer en abundancia grasas o azúcares puede provocar una evacuación líquida, desmayos, malestar general, sudoración fría, a esto se le conoce como síndrome de dumping.

En la fase preoperatoria y de tener el perfil adecuado para la cirugía se le especificarán en Obesidad y diabetes las ventajas, desventajas y dificultades que puedan presentarse conforme a su historial clínico y su estado actual de salud.