Mucho hemos hablado de los factores que contribuyen a debilitar el sistema inmunitario, factores que afectan especialmente a las personas con enfermedades crónicas como el lupus o la esclerodermia.
En la sociedad actual, ya sea debido a los medios de comunicación, al trabajo, a las nuevas tecnologías… el estrés se ha convertido en una dolencia de lo más común. Una situación que genera angustia, agotamiento, cuadros de ansiedad, bajo rendimiento…
Consideramos muy importantes las herramientas para combatir el estrés, pues está confirmado que un estado de estrés continuo afecta a nuestro sistema inmune, debilitándolo y por lo tanto haciéndonos mucho más vulnerables a sufrir enfermedades de todo tipo como enfermedades cardíacas, diabetes, osteoporosis e incluso algunos tipos de cáncer.
Si la situación de estrés se da en un momento aislado no hay mayor problema, pues el cuerpo humano está preparado para recuperarse con facilidad. Sin embargo, si las situaciones de preocupación y estrés se repiten a menudo (ya sean financieras, familiares, laborales…), nuestro organismo no es capaz de recuperarse de las situaciones de estrés con la misma facilidad, es más, cada vez es más difícil para el cuerpo afrontar esta situación.
¿Cómo se traduce esto en nuestro sistema inmune?
El cuerpo, ante una situación de estrés prolongada en el tiempo, tiende a producir una menor cantidad de células de defensa inmunológica, glóbulos blancos, los cuales son nuestra principal arma para afrontar las amenazas a las que se ve sometido el cuerpo.
Debido a ello, somos más susceptibles de contagiarnos de una amplia variedad de virus, y cuando nos contagiamos, el estrés crónico impide que el cuerpo pueda combatirlos de forma adecuada.
No solamente el cuerpo se enfrenta a amenazas externas, sino que nuestro cuerpo está produciendo permanentemente células que son perjudiciales para nuestro organismo. Pero en términos generales, nuestro cuerpo está preparado para combatir de forma eficaz esas células nocivas que autogeneramos. Sin embargo, el estrés crónico hace que nuestros sistemas de defensa no solamente sean ineficaces ante los virus y amenazas externas, sino también ante las amenazas internas, algo peligroso, pues puede hacer que debute o que se agrave una enfermedad crónica.
Para combatir el estrés, es necesario que nos tomemos nuestro tiempo para disfrutar de aquellas situaciones que consideramos agradables y relajantes, que nos rodeemos a menudo de las personas que queremos y que nos quieren, pues el contacto humano directo es muy beneficioso contra el estrés.
Los pensamientos positivos y la iniciativa para llevar a cabo ideas motivantes son también excelentes para el estrés, además de una vida tranquila y una alimentación equilibrada.
Los suplementos vitamínicos que contengan selenio, zinc y manganeso son también muy importantes para mantener sano nuestro sistema inmunológico, además de las vitaminas. Por último, tratar de dormir cada día entre 7 y 9 horas es también recomendable.