¿Depresión post-vacacional? Te contamos cómo remediarla

La vuelta de vacaciones es un momento duro anímicamente. Aunque nos guste nuestro trabajo y podamos considerar a nuestros compañeros como amigos, cuesta adaptarse de nuevo a la rutina y sobre todo, a que queda un año entero para poder disfrutar de nuevo de días libres de seguido.

Muchas personas sufren lo que los psicólogos consideran una depresión post-vacacional, con síntomas muy parecidos a los de una depresión habitual. Abatimiento, apatía, insomnio, irritabilidad e incluso, problemas para relacionarse con los demás.

Los médicos apuntan que no tiene mucho sentido amargarse y lamentarse, puesto que esto no va a cambiar la situación. No hay que esperar a que llegue el primer día para enfrentarse a la vuelta a la rutina, podemos hacerlo poco a poco.

¿Cómo? Por ejemplo, intentando ir adaptándonos poco a poco al horario que tendremos en la oficina. Es mejor ir acostándonos antes y levantándonos más pronto para que nuestro cuerpo se adapte al reloj de forma más sencilla.

Si pasamos de trasnochar y de levantarnos a las tantas a abrir el ojo a las siete de la mañana, nos costará muchísimo más estar de un humor normal y no morirnos de sueño después de comer. Así que si podemos evitarlo, mucho mejor.

Debemos pensar que la vuelta al trabajo no solo implica cosas negativas, sino también positivas. Por ejemplo, volver a alternar con nuestros compañeros de trabajo, comer con ellos, compartir experiencias y proyectos.

Tampoco debemos agobiarnos ni intentar estar al día de todo en la primera jornada de trabajo. Hacer listas de las tareas, dividirlas según su prioridad e implicación temporal nos ayudará a ‘atacar’ el trabajo de mejor manera.

Además, que hayamos acabado con las vacaciones no significa que haya acabado nuestro ocio o nuestra diversión. Podemos aprovechar que los días aún son largos para hacer planes entretenidos al salir del trabajo, como dar un paseo con amigos, quedar a tomar unas cervezas o para hacer turismo por nuestra propia ciudad.

Podemos tomarnos la vuelta al trabajo como una ocasión para ponernos metas laborales o de ocio. Para intentar ilusionarnos y estar de buen humor, podemos ponernos metas como por ejemplo empezar a ir al gimnasio, aprender inglés, comenzar a usar ese software que se nos resiste o algo semejante. Debemos establecer la meta y el camino para conseguirla ¿y qué mejor mes que septiembre?

De igual manera, los fines de semana pueden convertirse en oportunidades para hacer pequeñas escapadas y disfrutar del tiempo libre. Esto nos ayudará a comprender que cada día tenemos ocasión de pasarlo bien y ser felices, no solo en vacaciones.