Hablaremos de algunas películas que nos pueden ayudar a entender la industria alimenticia y cuáles son las afectaciones que han producido a nivel mundial, así como algunos aspectos emocionales relacionados con la obesidad y la diabetes. Esto, con el fin de ampliar el panorama del tratamiento de estas enfermedades. Esperamos que los disfruten y nos ayuden con su retroalimentación.
Empecemos pues, con un documental estrenado en 2008 y que ha causado controversia desde entonces. Lo elegimos, pues nos puede ayudar a vislumbrar una gran diversidad de problemas que hay en la producción masiva de alimentos y cómo estos pueden estar relacionados con casos de obesidad mórbida en donde una de las posibles soluciones es el procedimiento de balón gástrico.
No son pocas las ocasiones en las que se ha tenido que ofrecer a un paciente la posibilidad de colocarle un balón gástrico para poder mitigar de manera mucho más rápida una obesidad desde leve (unos pocos kilos de mas) hasta una mórbida. Aunque, claramente, cuando se ha llegado a este punto es porque el paciente ha tardado en tomar conciencia de su alimentación y los cambios de hábitos nutricionales que tuvo que haber realizado para evitar esa situación.
Y si bien, muchas veces siempre tenemos la oportunidad de tomar decisiones personales, es cierto que el cambio a una alimentación sana puede dificultarse cuando nuestro contexto social parece estar preparado para llenar nuestro organismo de baja calidad, aduciendo a las necesidades económicas y de tiempo que exige la vida actual.
En el artículo de hoy vamos a hablar un poco de esa extraña situación a través del comentario de una película que justamente se realiza estos planteamientos y nos muestra cómo trabajan las grandes industrias alimenticias que prácticamente tienen cooptado el control de las dietas de todos los que habitamos el planeta.
La película a la que nos referimos es Food INC, un documental estrenado en 2008, dirigido por el director galardonado múltiples veces, Emmy Robert Kenner. Aunque no se trata de una adaptación como tal, Kenner ha aceptado en algunas entrevistas que su película fue desarrollada siguiendo algunos preceptos de The Omnivore’s Dilema, un libro en donde justo surgieron los primeros cuestionamientos alrededor de la producción masiva de comida y cómo afecta en la manera que comemos o en nuestra salud.
Aunque la película en ningún momento toma una postura alarmista, sí se dedica analizar de manera muy minuciosa cómo ha cambiado la alimentación de las sociedades actuales con una relación muy directa con la gran tasa poblacional.
Es decir, en los comerciales tenemos esta idea de la comida artesanal, o productos que vienen de granjas, cuando en realidad se tratan de alimentos de maquila. No sólo son procesados con químicos al momento de ser preparados para la venta al público, sino que, además, para poder cumplir con la gran demanda de alimentos que se necesita para satisfacer a la población internacional, se siguen otros métodos poco agradables en cualquier sentido.
A través de una serie de entrevistas con científicos, productos a gran y baja escala, consumidores y otros especialistas, podemos dar una revisión panorámica de cuáles son los sistemas implementados para poder cumplir con la demanda alimenticia: granjas que más bien parecen fábricas, en donde los animales son maltratados o modificados para producir ciertos productos de manera mucho más rápida.
La gran diferencia de precio entre los alimentos orgánicos con la comida rápida, siendo estos últimos mucho más baratos, lo que provoca que algunas personas la consuman al ser la única opción al alcance de su economía, provocando en ellos serios trastornos alimenticos que en casos muy avanzados sólo tienen solución a través de un tratamiento para la obesidad donde una opción muy viable es el balón gástrico.
También se toca el tema de cómo ciertos cultivos se utilizan para poder complementar a otros alimentos, sin embargo, al producirse de manera masiva, no sólo afectan a la salud de los consumidores sino el suelo en donde son sembrados. Y es que, para tener semillas o frutos de alta calidad, siempre es bueno dejar una temporada sin sembrar para que el suelo pueda recuperar sus nutrientes. En el caso de los sembradíos de las grandes compañías esto no sucede, pues al contrario, se llena el suelo de fertilizantes y acondicionantes que no permiten la recuperación del suelo pero sí su continua explotación.
Uno de los propósitos que busca hacer el documental es crear consciencia sobre los alimentos que estamos consumiendo y cómo a pesar de las campañas publicitarias, o los envases de nuestros productos, la producción no tiene nada o poco de natural. Todo lo contrario, está modificada por completo, ya no para otorgar mayores nutrimentos a nuestro cuerpo sino para cumplir con la parte económica de la industria.
Como ejemplo, está el caso de una familia de raíces latinoamericanas, y que llegaron a Estados Unidos como inmigrantes. Debido al bajo sueldo que recibían los padres, lo que más podían consumir era comida Fast Food, un tipo de alimento que no sólo te nutre, sino que, hasta cierto punto se puede volver adictivo.
El consumo llegó a ser tan alto que dentro de la familia casi todos padecían algún tipo de diabetes o de obesidad. Y aunque ya recibían asistencia por este padecimiento era difícil cambiar de estilo de vida, pues haciendo una comparación de precios, una canasta de verduras variadas era mucho más cara que una cubeta de pollo Kentucky, a la cual sí podían tener acceso. Así de absurdo, pero así de real. Lamentablemente este es el caso de muchas familias, no sólo hispanas, ni sólo las que están asentadas en Estados Unidos, sino, en todo el mundo.
Esta película pone en perspectiva algo que nunca habíamos pensado del todo. Vivimos en un mundo en donde pronto parece que estamos controlados y sujetos a industrias y políticas de mercado más allá de nosotros. El caso de la familia hispana es el mejor ejemplo de esta situación. Sin embargo, aunque el panorama es así de desolador siempre hay un resquicio para la esperanza. Justamente estos documentales deben servir no sólo para asustarnos por la maquinaria monstruosa de la industria alimenticia sino para comenzar a preguntarnos qué podemos hacer, cómo podemos comer mejor antes de necesitar algun tratamiento como un balón gástrico.