La ansiedad

La ansiedad es la reacción que el cuerpo pone en marcha ante una situación de peligro, por eso estimula sustancias como la adrenalina que activan todo el organismo, aumentando la frecuencia cardíaca y respiratoria, preparándolo para salir corriendo y alejarse de esa situación con la máxima rapidez posible.

Cuando ese mismo mecanismo se pone en marcha por conflictos de tipo psicológico desencadena síntomas de alarma, angustia, miedo e incluso pánico que se manifiestan físicamente con nerviosismo, palpitaciones, aumento del sudor, opresión en el pecho, dificultad al respirar, hiperventilación, mareo, temblores, sensación de muerte o, incluso, de volverse loco…

El impacto psicológico de la primera crisis de ansiedad hace que se entre en el circuito del miedo a que vuelva a repetirse, por lo que genera en la persona una situación de inseguridad y vulnerabilidad constante por ese temor a la repetición del cuadro.

Las causas más frecuentes:

  • Algunas enfermedades pueden ser causa de ansiedad, como el hipertiroidismo. Pero también puede desencadenarse por el miedo a una enfermedad, después de haber sufrido un infarto de miocardio, al padecer o haber pasado por un cáncer, etc.
  • Algunos medicamentos y sustancias excitantes como el café, la cola en dosis excesivas.
  • Situaciones de estrés mantenidas. Pueden ser por un tipo de personalidad (necesidad de ser aceptad o, perfeccionismo, complejo inferioridad, baja autoestima…). O por causas individuales de una circunstancia vivencial en un momento dado (una separación, pérdida de empleo, deudas…).
  • Factores ambientales, como excesos de ruidos por ejemplo.

En el tratamiento tan importante son los fármacos que ayudan a paliar y contener los síntomas, como el psicológico que favorece los cambios necesarios tanto cognitivos como de conducta para conseguir cambiar los patrones de pensamientos que puedan generar situaciones de alarma internas, como la manera en la que el cuerpo reacciona y llevarlo a una respuesta más coherente y equilibrada.