Cuando llega el calor es complicado resistirse al efecto de frescor que nos proporciona un refresco. Esas latas heladas que salen de la nevera y que combinadas con hielo y unas cortadas de limón nos permiten pasar mejor las altas temperaturas tienen tantos efectos negativos que es sorprendente que las sigamos consumiendo a pesar de ello.
En ocasiones decimos que el veneno está en la dosis, ya que no pasa nada por tomar muy de vez en cuando un refresco de este tipo. Pero lo habitual es que haya gente que no pase el día sin tomar una o dos latas de cola o de limón, por ejemplo.
Por ello, queremos recordar los efectos perniciosos que tienen este tipo de productos en nuestro cuerpo.
El primero y más evidente es el de las caries. Los refrescos suelen tener una cantidad de azúcar desmesurada, en ocasiones superior a los diez sobrecitos por lata, ¡un auténtico disparate! Es por ello que los dientes pueden ser grandes perjudicados por su consumo.
El ácido y el azúcar disuelven el esmalte dental, además de que provocan caries. Si no se curan, pueden llegar a afectar al nervio y a la raíz del diente, causando un enorme dolor.
Y este es el ‘menor’ de los males. Un consumo continuado de refrescos puede provocar un aumento del riesgo de padecer cálculos renales y otros problemas aparejados con el riñón.
Es evidente que la enorme cantidad de azúcar presente en estos refrescos puede hacernos aumentar de peso hasta el punto de sufrir obesidad. A su vez, este sobrepeso provoca un riesgo creciente de tener un problema cardiaco y respiratorio, así como ciertos tipos de cáncer.
Los altos niveles de fosfato presentes en los refrescos desequilibran el equilibrio mineral de los huesos.
Quienes toman un refresco cada día tienen un 15% más de posibilidades de padecer diabetes de tipo 2, enfermedad aparejada a la demencia, al deterioro cognitivo y a dolencias cardiacas y renales.
Por otra parte, la comunidad científica también asegura que el consumo de refrescos provoca envejecimiento celular, similar al que se produce cuando se fuma, ya que quienes ingieren este tipo de bebidas de forma regular sufren un acortamiento de los telómeros, estructuras que protegen los extremos de los cromosomas y que se acortan según se envejece.
El acortamiento de los telómeros influye también en un aumento del padecimiento de ciertas enfermedades, como el Alzheimer y la muerte súbita.
Viendo las complicaciones que desarrollan quienes toman refrescos de forma habitual, creemos que es muy serio e importante que comencemos a tomarnos estas bebidas como algo muy ocasional y esporádico.