Navegando por Internet encontré interesante artículo.
Leyéndolo y pensando sobre ello, lo primero que se nos ocurre es si estamos ante una evolución dentro de las relaciones de pareja. Durante el día soportamos agotadoras jornadas laborales y cuando llega el momento del descanso llegamos a casa y nos encontramos con los quehaceres habituales, el cuidado de los hijos, etc. Con lo cual, pensar en el descanso ya sea “tirándonos en el sofá” para ver la televisión o simplemente para dormirnos escuchando de fondo al presentador de las noticias. Posiblemente tengamos ahí el quiz de la cuestión de muchos de los problemas de las parejas actuales; hemos dejado poco tiempo para las relaciones afectivas y mucho menos para las sexuales, relegando a lo que antes le dábamos todo el tiempo posible a algo casi secundario. Ahora estamos primando el trabajo e ineludiblemente nos pasa factura, haciendo que la estabilidad de la pareja se resienta muy seriamente.
Por eso es cada vez más normal conocer parejas que optan por la solución que les supone más “comodidad”: no convivir en pareja, sólo viéndose los fines de semana. El resto de la semana cada uno vive en su casa y dedicado a sus quehaceres personales y laborales. Esta forma de relacionarse hace que sea cada vez más difícil conseguir tener una relación de pareja estable y comprometida, pues se antepone la libertad de si mismo a la posible carga de tareas y obligaciones que conlleva, por ejemplo, tener hijos y un hogar que atender. Esto se debe a que no queremos renunciar a cosas que consideramos más importantes y, sobre todo, porque son tan largas las jornadas laborales que al llegar a casa lo que “nos pide el cuerpo” es descansar incluso por encima del sexo. Este tipo de convivencia está ganando muchos seguidores, convirtiéndola en una relación “a la carta” donde primamos nuestro estilo de vida personal, nuestra profesión y el éxito profesional a la posible renuncia que supone la vida en pareja más tradicional. ¿Estamos ante una nueva fórmula de pareja? ¿Relaciones de pareja 2.0?
Si no podemos vernos en todo el día, si la comunicación ya casi es inexistente y nuestro trabajo es más importante que la relación con nuestra pareja, es normal que el tipo de relaciones evolucione hacia un nuevo modelo que busca ese equilibrio entre “libertad” y tiempo personal y la necesidad de relaciones afectivas y sexuales que sin duda son básicas para el buen funcionamiento de la pareja y el propio individuo. Con este panorama es lógico pensar que ni mil “San Valentines” y cientos de flechas de Cupido puedan sostener una relación.
Aunque pensemos que el sexo por si mismo no construye una relación, debemos saber que es parte muy importante de la pareja y elemento fundamental de nuestra comunicación, pero que el sexo por el sexo como dijo Manuel Vicent: “el sexo sólo es un calambre si no se le dota de misterio”. Aunque lo cierto es que sin sexo tampoco se puede mantener una relación durante mucho tiempo. Está demostrado científicamente que nuestro cerebro produce unas endorfinas cuando hacemos el amor, siendo equivalente su efecto a tomarnos dos aspirinas. Con esto tenemos un remedio fabuloso a la popular frase de “Cielo, esta noche no, que me duele mucho la cabeza”.
Por eso os propongo “romper con lo rutinario” del día a día y saltarnos las obligaciones que sea necesario para sorprender en la medida de lo posible a nuestra pareja no un día como San Valentín (tampoco es malo), sino cada día de nuestra relación junto a nuestra pareja.