Tomates gratinados

Preparación

Admitámoslo: hoy en día, lo más difícil a la hora de preparar un plato con tomate es que éste tenga verdadero sabor a tomate. Difícil pero no imposible. La mayoría de las veces, la norma principal es huir del supermercado y: a) ir a una verdulería (aunque muchas veces tampoco en ellas encontraremos un tomate madurado al sol), b) acudir a tiendas de agricultura ecológica (más cara que la verdulería, pero merece la pena la inversión) o, c) si sois afortunados, recurrir a un huerto propio o de amigos.

El tomate es una hortaliza ligera (unas 14 calorías por cada 100 gramos) y rica en vitaminas, aunque su piel resulta algo indigesta. Por ello es conveniente que lo peléis antes de cocinarlo. Para ello, lavadlo bajo el grifo de agua fría, hacedle un corte en forma de cruz en la base y luego sumergidlo en un cazo con agua hirviendo durante unos instantes. Cuando veáis que la piel se comienza a levantar, sacadlo, refrescadlo con agua fría y tirad con suavidad de la piel: veréis que lo peláis sin ninguna dificultad.

Lo siguiente será cortar la parte superior y vaciarlos con un cuchillo bien afilado y un poco de cuidado para que no se nos rompa la cazoleta. Ponedlos boca abajo y reservadlos. Luego picad la cebolla y los ajos, y añadidles el aceite, la pulpa del tomate, el atún, el arroz y la sal. Rellenad las cazoletas de tomate con esa mezcla, y cubridlo todo con bechamel. Finalmente, colocadlos encima de la bandeja de horneado y programad el menú horno 20 minutos. Si queréis, espolvoread por encima con un poco de queso para gratinar.