Verano y vitamina D: El sol refuerza nuestro sistema inmunológico

Los días de verano traen consigo muchas ventajas. Es posible que si trabajamos tengamos más cerca la temporada de vacaciones, además el buen tiempo nos anima a hacer más planes con amigos y a recuperar un ocio que abandonamos un poco en los meses de invierno.

El estío trae a su vez una ventaja añadida que beneficia mucho a nuestro cuerpo; el sol. El astro rey, además de darnos temperaturas más altas y horas más soleadas, ayuda a nuestro cuerpo a generar vitamina D.

Esta vitamina es más que fundamental para mantener el equilibro del calcio de los huesos. También influye en la respuesta del sistema inmunológico, en el sistema cardiovascular y en el respiratorio y además, los investigadores creen que los niveles altos de vitamina D nos protegen frente a distintos tipos de cáncer.

Según el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, la tasa de mortalidad y la incidencia de ciertos cánceres es menor en el sur con respecto al norte, ya que en el sur están más expuestos a la luz solar y por lo tanto, a la producción de vitamina D.

La mejor manera de ayudar a nuestro cuerpo a obtener los niveles óptimos de esta vitamina es la exposición al sol, ya que aunque hay alimentos que poseen vitamina D, siempre es en cantidades muy pequeñas que por sí solas no ayudan a que nuestro cuerpo obtenga la cantidad necesaria.

Estos alimentos son el pescado (pez gato, salmón, caballa, sardinas y atún en lata, anguila), huevos o setas. A otros alimentos también están fortificados con vitamina D de forma artificial, como la leche, el yogur o los cereales.

Los niños, las mujeres embarazadas y las personas mayores son los que mayor riesgo tienen de estar carentes de esta vitamina, por lo deben reforzar tanto su alimentación como su exposición solar.

Esto no significa que debamos pasar horas y horas al sol, ya que sabemos que el exceso es malo, sobre todo en las horas centrales del día. Para poder obtener unos niveles óptimos de vitamina D deberemos exponernos al sol con moderación en las horas en las que menos nos perjudique.

Para poder obtener esta vitamina bastará con dar paseos o tomar el sol por la mañana o por la tarde, con la mayor cantidad de superficie corporal expuesta posible, durante cierto tiempo. Si nos exponemos en las horas centrales del día, los investigadores apuntan que basta con estar entre cinco y diez minutos.

Eso sí, no debemos limitar nuestra exposición al sol al verano. También podemos beneficiarnos del sol en invierno. Puede ser incluso más agradable que en verano pasar cierto tiempo al aire libre, al sol, para que nuestro cuerpo genere vitamina D.

Así que si ya nos costaba poco echarnos a las calles en verano, ahora ya tenemos una excusa más para estar al aire libre y ayudar a nuestro cuerpo a estar más sano.